10.02.09 -JOSE MARÍA ROSALES DE ANGULO DECANO DEL COLEGIO DE ABOGADOS DE GRANADA Y PRESIDENTE DEL CONSEJO ANDALUZ DE COLEGIOS DE ABOGADOS.
SABIDO es por las gentes del Foro, hoy llamados operadores jurídicos, que los abogados solemos terminar nuestros escritos judiciales con esta frase: por ser de Justicia.En estos momentos, vistas las circunstancias concurrentes, «por ser de Justicia» hay que ubicarlo en primer lugar para solicitar, de una vez por todas, la profunda y esencial reforma de la Administración de Justicia.
Por ser de Justicia, hay que exigir a los poderes públicos que desarrollen y cumplimenten ese gran 'Pacto por la Justicia' y a los partidos políticos, de todos los colores democráticos, que obvien disputas banales al ser la Justicia tema de Estado, sentando en esa gran mesa del acuerdo a todos cuantos sectores intervienen en el mundo de la Justicia, debiendo ser todos ellos abiertos, generosos y proclives a buscar el consenso, a sentar las bases comunes, nunca a orquestar reinos de taifas, de protestas y reclamaciones, particulares e insolidarios.
Evidentemente hay al menos dos frentes en el espacio geopolítico en esta materia: la Administración Central, con sus competencias generales en materia de Justicia, y la Administración Autonómica, con sus competencias asimismo en su día traspasadas y asumidas. No olvidemos que aquí concurren simultáneamente ambas administraciones y, además, existen otros implicados: Jueces, Fiscales, Secretarios, Funcionarios (Oficiales, Auxiliares y Agentes), Forenses, Abogados, Procuradores, Graduados Sociales, Peritos, así como otras profesiones jurídicas, Notarios, Registradores, Abogados del Estado, Letrados de la Administración Autonómica, y no obviaría a los restantes Funcionarios Públicos ni, por supuesto, a los teóricos y docentes del Derecho.
Por ser de Justicia hacen falta más órganos judiciales, con la dotación del personal correspondiente, y, por ser de Justicia, es imprescindible otorgar mayores medios materiales, tecnológicos, informáticos y telemáticos, a la Administración de Justicia. Por supuesto, en los espacios adecuados, intentando esa beneficiosa concentración de los órganos judiciales.
Para paliar problemas ahora y procurar evitarlos en el futuro, hay que pensar en cambios legislativos, especialmente en temas procedimentales, en potenciar el arbitraje, la mediación y la conciliación como métodos a utilizar, en el seno del sistema y como fórmulas alternativas, en usar los llamados tercer y cuarto turnos para el acceso a cargos judiciales, al menos como apoyo o ayuda a los titulares hasta una normalización deseada, con juristas de prestigio que coadyuven en los procesos; y todo ello, entre otros extremos en los que, en general, hay coincidencias en la mayoría de los sectores y profesionales afectados, y, por supuesto, contando con todos.
Por ser de Justicia, hay que reiterar que la Justicia no son sólo los jueces. Y que solos no van, ni vamos, a ninguna parte. Pienso que toda persona, en cuanto trabajador, tiene derecho a la huelga, incluidos funcionarios, incluidos jueces. El problema es cómo. Cómo se desarrolla ese derecho. Asimismo considero que esta propuesta de huelga de un sector de la judicatura no es muy procedente ahora. Se protesta, se pide, se exige, se plantea; luego, si se incumple, se actúa. En su caso y en sus casos. Y se suman voluntades. Aquí sigue estando la Abogacía.
Todos los profesionales del Derecho tenemos justas reivindicaciones. Unas, para la oportuna mejora del sistema; otras, específicas para el propio colectivo. Igualmente legítimas. Y todas hay que reclamarlas: por su orden, en su respectivo procedimiento. Por ejemplo, los abogados reclamamos ya las prestaciones médico-farmaceúticas de la Seguridad Social, que ahora y todavía no tenemos, ni siquiera los que trabajan los turnos de oficio y de asistencia al detenido y a la víctima, aún constituyendo un esencial servicio público, lo que constituye nuestra mayor exigencia en estos momentos a los poderes públicos y un enorme y prioritario reto en el Consejo Andaluz de Colegios de Abogados.
Por ser de Justicia tendremos que convenir que la Justicia somos todos. Los que intervenimos en ella y los que no. Y la Justicia, dicho sea con ironía y con total seriedad, también son los justiciables. O sea, la sociedad. Y a ella nos debemos. En un Estado Democrático de Derecho todos debemos estar a la altura de las circunstancias que nuestras obligaciones nos imponen, abiertos y solidarios, con la mayor dosis de humanismo posible, por ser de Justicia.
Fuente: www.ideal.es
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